Estrategia temática de la UE para la protección del suelo para 2030
A finales del pasado año 2021 la Comisión Europea envió a través de una comunicación al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones la nueva Estrategia temática para la protección del suelo para 2030, de la que ya se están comenzando a desarrollar las acciones clave.
La visión a 2050 de esta nueva estrategia es “Aprovechar los beneficios de unos suelos sanos para las personas, los alimentos, la naturaleza y el clima”. Los suelos saludables son esenciales para lograr la neutralidad climática y una economía limpia y circular, y para detener la desertificación y la degradación de la tierra. También son esenciales para revertir la pérdida de biodiversidad, proporcionar alimentos saludables y salvaguardar la salud humana.
Para poder alcanzar dicha visión, la protección, el uso sostenible y la restauración del suelo se han convertido en los pilares fundamentales.
Esta nueva Estrategia de la UE para la protección del suelo para 2030 se basa en la Estrategia de la UE sobre biodiversidad para 2030, en la estrategia de adaptación al cambio climático de la UE y en varios de los objetivos del Pacto Verde Europeo.
En este sentido, se han establecido una serie de objetivos a medio (2030) y a largo plazo (2050) así como una nueva ley específica sobre la salud del suelo para 2023 que permitirá cumplir los objetivos de esta estrategia y lograr una buena salud del suelo en toda la UE de aquí a 2050.
Objetivos a medio plazo (2030)
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– Luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, en particular las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr una degradación neutra del suelo.
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– Recuperar grandes superficies de ecosistemas degradados y ricos en carbono.
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– Lograr una absorción neta de gases de efecto invernadero de 310 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año para el sector del uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura a escala de la UE.
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– Lograr un buen estado ecológico y químico en las aguas superficiales y un buen estado químico y cuantitativo en las aguas subterráneas de aquí a 2027.
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– Reducir las pérdidas de nutrientes en un 50 % como mínimo, el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos en un 50 %, así como el uso de los plaguicidas más peligrosos en un 50 % de aquí a 2030.
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– Realizar progresos significativos en la rehabilitación de terrenos contaminados.
Objetivos a largo plazo (2050)
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– Alcanzar la ocupación cero de suelo.
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– Reducir la contaminación del suelo a unos niveles que ya no se consideren perjudiciales para la salud y para los ecosistemas naturales y que respeten unos límites aceptables para nuestro planeta.
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– Conseguir una Europa climáticamente neutra.
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– Conseguir para la UE una sociedad resiliente frente al cambio climático, plenamente adaptada a los efectos inevitables del cambio climático de aquí a 2050.
Para la consecución de estos objetivos se pondrán en marcha una serie de acciones clave como:
- – presentar una propuesta legislativa específica sobre la salud del suelo para 2023 para permitir los objetivos de la estrategia del suelo de la UE y lograr una buena salud del suelo para 2050;
- – convertir la gestión sostenible del suelo en la nueva normalidad, proponiendo un plan para que los propietarios de tierras hagan analizar sus suelos de forma gratuita, promover la gestión sostenible de los suelos a través de la PAC y compartir las prácticas recomendadas;
- – considerar la propuesta de objetivos legalmente vinculantes para limitar el drenaje de humedales y suelos orgánicos, y para restaurar las turberas gestionadas y drenadas para mitigar y adaptarse al cambio climático;
- – investigar flujos de suelos excavados y evaluar la necesidad y el potencial de un «pasaporte del suelo» legalmente vinculante para impulsar la economía circular y mejorar la reutilización del suelo limpio;
- – restaurar suelos degradados y recuperar sitios contaminados;
- – prevenir la desertificación mediante el desarrollo de una metodología común que permita evaluar la desertificación y la degradación de la tierra;
- – aumentar la investigación, el uso de tecnologías digitales, los datos y el seguimiento del suelo;
- – movilizar el compromiso social y los recursos financieros necesarios.