La UE avisa del peligro que supone el abandono de tierras agrarias
Un estudio publicado por el Parlamento Europeo alerta del “serio peligro” en Europa del abandono de tierras agrarias, que afecta a uno de los principales motores de la economía y está provocando la despoblación del territorio en las zonas rurales. El estudio indica que cerca de 56 millones de hectáreas corren el riesgo en Europa de ser abandonadas y se estima que 5 millones de ellas efectivamente lo serán en 2030. Los países con mayor riesgo de sufrir esta dejación son Austria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia y Rumanía.
En el caso de España, cerca del 10% presentarían riesgo alto y muy alto de abandono, lo que supondría una pérdida de unos 2,3 millones de hectáreas. Los datos históricos señalan que, entre 2012 y 2018, la superficie agraria en España se ha reducido, especialmente en la Comunitat Valenciana, Murcia y otras regiones del centro peninsular (Castilla La Mancha, Castilla y León, Comunidad de Madrid y País Vasco), en favor fundamentalmente de superficies artificiales.
Para paliar este fenómeno de abandono, cuyos factores atienden a diversas causas (biofísicas, agrícolas, estructurales, de mercado, regionales, institucionales y políticas), se analizan los distintos instrumentos de política agraria actuales como herramientas útiles para evitarlo, especialmente el segundo pilar de la PAC, particularmente las medidas agroambientales y climáticas y los pagos a zonas con limitaciones naturales u otras limitaciones específicas.
Es fácil comprender que las ayudas están bien, pero si los cultivos no presentan rentabilidad se seguirán abandonando las tierras. Por lo tanto, es necesario establecer una serie de objetivos para garantizar la supervivencia de estos territorios ya que las zonas rurales son fundamentales porque proporcionan alimentos, conservan las tradiciones y proveen una convivencia que se va perdiendo en sociedades individuales. En este sentido se apuesta por:
- – una buena utilización de las herramientas de la PAC.
- – la necesidad de equilibrar la cadena alimentaria para que se remunere justamente el trabajo y los alimentos.
- – mejorar las infraestructuras rurales para reducir las brechas entre el mundo rural y urbano.
- – flexibilizar el mercado de tierra.
- – proteger el propio modelo productivo frente a otros de países terceros menos éticos y sostenibles.
El paquete de propuestas, organizado en diez líneas de actuación, incluye mejoras de la conectividad, aprovechar la digitalización para el acceso a servicios y servicios ambientales y de la custodia del territorio, además de políticas activas muy concretas en acceso a vivienda, movilidad, acceso a formas de energía modernas, etc.